Gerardo Murillo, mejor conocido como el Dr. Atl, fue uno de los pintores más célebres de Jalisco. Así como era de buen pintor eran de controversiales sus ideas. Entre muchas otras intentó construir una ciudad de la ciencia en Pihuamo, Jalisco. Es decir, soñó con una utopía que, como su nombre lo indica, nunca pudo despegar. ¿Cómo se explica esto?
En el libro Extraterrenal, como hacerse de una casa con o sin ayuda del gobierno, publicado en 2021 por la Academia Jalisciense de Ciencias, A.C., se ofrece una explicación que toma en cuenta los vínculos existentes entre agencia individual, el contexto y los procesos estructurales. Según se puede leer en la página 660: La tesis ofrecida propone lo siguiente:
“Los contextos sociales determinan los logros personales, así como el monto de lo heredable. A Ebenezer Howard, un soñador inglés que trabajó como estenógrafo en el parlamento y vivió hasta el 1ero. de mayo de 1928, le alcanzó una vida de reflexión crítica, activismo y cabildeo, para crear al menos dos ejemplos de su modelo de Ciudad Jardín (Howard 1965). Con ello, transformó el urbanismo a nivel internacional (Hoffman 2011; Almandoz 2015). En cambio, a Gerardo Murillo (Dr. Atl), uno de los más grandes pintores mexicanos, no le alcanzaron ni su fama, ni sus relaciones con gobernadores y políticos para impulsar su utopía de construir Olinka, una ciudad de la ciencia y la cultura.
En un momento dado, Murillo escribió al gobernador de Jalisco comentándole que había encontrado el lugar ideal en Pihuamo para su Olinka, y hasta dibujó algunos bocetos de tal ciudad. Pero, nunca llegó —como se dice en el argot de la construcción—, ni a mover tierras, ni a poner la primera piedra de tan dispersa idea.
Murillo falleció en 1964 sin cristalizar el proyecto en Pihuamo o en cualquier otro de los lugares
que consideró para su Olinka. El pueblo de Pihuamo, simplemente heredó el mito de que pudo albergar un complejo científico nunca antes visto en México. Gobierno y sociedad de este pueblo, han reproducido la leyenda al nombrar a una escuela Dr. Atl, y Olinka a una colonia de urbanización progresiva. Este nuevo desarrollo se ubica, metafóricamente del otro lado del panteón municipal, sin embargo, el heroísmo del Dr. Atl no alcanzó para que pusieran su nombre en alguna de sus ocho callejuelas”. (Verduzco, Basilio, 2021: 660).